domingo, 17 de abril de 2011

CuEnTaCuEnToS: La complicidad se asomaba a sus ojos, no dejarían pasar aquella oportunidad...

La complicidad se asomaba a sus ojos, no dejarían pasar aquella oportunidad. La deseaba. Sus ojos, sus labios, su cuerpo, todo de ella le recordaba la máxima perfección. El movimiento de sus caderas al andar, la curva de sus labios al sonreír, la forma en la que ella le devolvía las miradas, como se mordía el labio inferior cuando sentía que sus ojos se clavaban en ella. Lo tenía todo planeado, se acercaría a ella lentamente sin dejar de mirarla y sonriendo descaradamente. Una vez a su altura la rodearía por la cintura y le susurraría al oído si quería una copa. Ella se sonrojaría levemente para asentir con la mirada. A los cinco minutos volvería con dos copas, le ofrecería una y empezarían a hablar de la fiesta, de los amigos, de la música. Sin querer evitarlo sus cuerpos cada vez estarían más cerca el uno del otro. Sus corazones empezarían a latir a la par, sus labios sonreirían a la vez, cada vez con más frecuencia, cada vez con menos cosas que decir y más cosas por sentir. Sus labios serían los primeros en actuar, rozarían su cuello sutilmente con la excusa de decirle algo al oído ya que la música estaba muy alta. Un suspiro ahogado, un guiño, una mirada cómplice y los dados estarían en el aire.

Cuando los dados cayeran sus manos estarían recorriendo sus medias. Se deslizarían por debajo de su vestido hasta sus caderas mientras sus labios dibujarían cada centímetro de su cuello hasta llegar a sus labios para fundirse con su lengua en un beso tan deseado como el contacto con su piel. Empezaría a sobrar la ropa, zapatos, medias, camisa, pantalones, vestido, todo acabaría en el suelo, en una silla, en una mesa, en una cama.

Se decidió a dar el primer paso, mirándola fijamente. La deseaba. Su sonrisa era abierta y descarada, su mirada no dejaba ninguna duda al respecto de su deseo por poseerla. La rodeó con sus brazos por la cintura y se acercó lentamente hasta su oído.

- ¿Te apetece una copa? - dijo casi en un susurro
- No te preocupes, ya me la trae mi chica - contestó ella sin dejar de sonreír.



5 comentarios:

Rebeca Gonzalo dijo...

Ja, ja... ¡Menudo corte!

Roc dijo...

Desde luego hay muchos tipos de miradas y supongo que la del deseo es una de las más equívocas. De hecho, también en mi relato se confunden por lo mismo.
Para mi la complicidad llega cuando se ha superado todo eso y se ha llegado a más que el deseo y el amor. Cuando ya no son dos ni existe el uno y el otro. Ya queda sólo nosotros....

Jan Lorenzo dijo...

XDDDD Me ha encantado!! Es el mejor final posible para este relato.

Ya me esperaba un final algo más erótico-festivo, pero este es mucho mejor. Más de uno debería llevarse un corte así para que se diesen cuenta de lo desagradables que pueden llegar a ser...

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Pugliesino dijo...

Lo planificó tan detalladamente,se convenció de tal perfección,se introdujo tanto en el papel,que no se dio cuenta hasta que fue demasiado tarde.La realidad había vuelto a derribar a otro iluso.

Ella le dejó ko y al relato fenomenal :)

Un abrazo

atenea dijo...

jajaja muy buen final :)

Eso le pasa por dejar volar su imaginación de esa manera, vaya decepción se llevó el pobre jeje

Me ha gustado mucho!!

Besos!!